jueves, 14 de enero de 2010

La esencia de lo sensual


     Mi mayor anhelo en la vida ha sido comprender la esencia sensual de la humanidad. Desenredar la enmarañada madeja de sus sentimientos y emociones, para tratar de entender de una vez por todas si existen algunos patrones predecibles en nuestro comportamiento. Particularmente me interesa comprender a la mujer. A mi pareja, que es también esposa, amante, amiga e incluso némesis. Al transitar por este camino de exploración y conocimiento sensual e idiosincrático, he aprendido que ellas no son tan diferentes de los hombres. Cuando quita uno, como hojas de una cebolla, esas capas que esconden su verdadera naturaleza. Esas corazas veladas de prejuicios, normas morales y sociales, tradiciones y dogmas. Podemos apreciar, que salvo sutiles diferencias, ambos sexos somos muy parecidos. Las diferencias más evidentes parecen surgir tras siglos de evolución cultural y social. O dicho de otro modo, nuestra disparidad en la forma de ver y vivir la vida, ha sido mayoritariamente producto de nuestra educación y entorno social.
      Por supuesto, no podemos descartar la influencia de nuestra biología, pero en seres con una complejidad sociocultural tan abrumadora, ésta no debe influir mucho más allá de los patrones básicos sexuales. Seguramente pensaran que lo que he dicho hasta ahora es completamente evidente y trivial, pero cuando lo enmarcamos en las personas que conocemos y sus historias de vida. El asunto puede llegar a ser sorprendente y estimulante. Reconozco que esto último puede sonar a voyeurismo puro y tal vez lo sea. Francamente me tiene sin cuidado como suene. Conforme el lector continue por este blog descubrirá cosas que sonarán mucho, pero mucho más promiscuas aún.
     Cada quien tiene una historia que contar, dramas, vivencias interesantes y sobrecogedoras. Sin embargo, estoy seguro que todos coincidirán, que lo que le da él sazón a esas vidas, ya sea dulce o amargo, tiene que ver con los amores o los desamores, con las pasiones y la forma en que se vivieron.Todos los amores llevan una carga de satisfacción y otra de sufrimiento, por lo tanto todos los amores son sensuales e intermitente placenteros. Todos queremos ser felices, aunque no exista finalmente la felicidad. Ya que la vida es un proceso dialéctico y dinámico en el que tratamos de obtener siempre el mayor placer, pero nunca alcanzamos la plenitud. Sin excepción desde que nacemos, todos somos capeados en una mezcla pegajosa de normas morales, prejuicios y valores. Las niñas reciben un color y los niños otro. Dependiendo de la ideología, historias y costumbres familiares los tonos de cada color pueden variar, pero al final siempre serán rosado o azul.
     Cada cual recibe instrucciones diferentes de como comportarse, desde los juegos más inocentes hasta las evidentes discriminaciones. Eso es lo que nos separa en la práctica y en la realidad, ya que nuestros deseos y necesidades básicas son las mismas. Si bien unos tienen pene y otras vagina, cuando llega el momento preciso, lo que ambos piensan es sólo en follar. En disfrutar del placer tan glorioso que nos dan los sentidos a la luz de la conciencia. Una combinación ciertamente adictiva. ¿Saben lo que digo?...
     ¿Qué es, sino el erotismo?. No es acaso sublimar la conciencia con un arcoiris de posibilidades sensuales. Con aventuras y posibilidades inquietantes. Es como la alta cocina para el sibarita, la música para los oídos, la imaginación para la mente.
     Desafortunadamente para las mujeres, y en un sentido menos evidente también para los hombres. Ninguno podrá expresar libremente sus deseos y necesidades, debido a que la sociedad exige que cada uno juegue un papel determinado en aras de que el sistema continúe y se mantenga. Por desgracia, las mujeres parece que llevan la peor parte, pues durante su educación en la mayoría de las culturas se les reprime y se les obliga a tomar un papel subordinado, a veces incluso casto en lo que a sexualidad se refiere; lo que es una abominación contra natura. Lo contrario sucede en el hombre, siempre y cuando cumpla a grandes rasgos con las obligaciones correspondientes. Aunque esto último esta bastante deformado en la actualidad. Honestamente creo que poco será lo que pueda yo aportar al problema. Grandes mentes ya han disertado y argumentado sobre estos tópicos. Y sin embargo, casi nada ha cambiado. La cultura, principalmente la occidental, mantiene la hipocresía por encima de todo. Afortunadamente las contradicciones intrínsecas del sistema social, llevan la semilla de su transformación social.
     Ahora podemos ver anuncios comerciales, que invitan a que las mujeres gocen de su sexualidad, independientemente de compromisos formales. La motivación económica de empresas fabricantes de condones, lubricantes y anticonceptivos, son apenas la punta del iceberg que se desvela. La apertura en las artes y el cine, sin duda son otro motor de cambio y contradicción. Pero el internet por su parte quizá sea, sino el último bastión, si una de las más poderosas nuevas fuentes de ideas y posturas carentes de censura. Esto sin mencionar entre otras, que ha puesto a disposición de las personas novedosas formas de comunicarse y de relacionarse. Pero bueno, no es mi intención escribir un ensayo en extenso y aburrido sobre este interesante asunto. Lo que me interesa más bien, es contagiar al lector sobre la necesidad de reflexionar sobre estos aspectos, para bajo su propio criterio, sentirse un poco más libre y conciente sobre lo que es vivir la vida humana. La verdad es que ser padre, madre, médico, abogado, pastor, intelectual e incluso genio, se vive mejor si somos honestos con nuestra naturaleza sensual.
     En los siguientes escritos quiero compartir con ustedes ficciones mezcladas con la realidad de vivencias terrenales, llenas de sensualidad y lascivia. Experiencias que conforme se desarrollan van liberando a los protagonistas de sus asfixiantes cargas morales. Aventuras llenas de amor y diversión. Confidencias de mujeres comunes, de putas profesionales y putas aficionadas; que al amparo de pseudónimos, pueden vivir libres y sensuales para contarnos sus ardientes y apasionadas historias. Espero disfruten leer tanto como yo escribir lo que gocé soñando y recordando.

"Lo que se sabe sentir se debe decir". Miguel de Cervantes.

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